CAPÍTULO 51 - RENDIRSE

Cada persona tiene su propio modo de pensar para interpretar el mundo que le rodea y tratar de manejarse en él, del mejor modo posible. Generalmente, todos buscamos sentirnos bien con nosotros mismos y los demás y lograr las metas y objetivos que nos proponemos en nuestras vidas.

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Francisco de Sales
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CAPÍTULO 51 - RENDIRSE

Mensaje por Francisco de Sales »

CAPÍTULO 51 - RENDIRSE
- LO QUE NO ES APROPIADO -

Este es el capítulo 51 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.


Hay mujeres que se esfuerzan y luchan para tratar de arreglar una relación que no va bien, y hay otras que se resignan o se rinden pronto, las hay que se lamentan de un modo moderado, se conforman con lo poco o nada que tienen, y se instalan en una etapa en la que la apatía y una desazón que crece inexorablemente se instalan con visos de perpetuidad.

¿Hasta cuándo hay que seguir intentando salvar una relación?

Creo que desde que uno se da cuenta del estancamiento, de la falta de cooperación del otro, de que no cumple casi ninguna de las expectativas ni las promesas ni las obligaciones ni las tareas, o se da cuenta de que hay demasiados sinsabores y pocos alicientes… hasta el momento clave en que la dignidad personal reconozca que el poco amor que le quedaba hacia el otro se ha agotado, que la relación le produce más desventajas que satisfacciones y que es inútil seguir intentando solucionar lo que no tiene solución.

El que esté afectado por esta situación –que puede ser cualquiera de los dos miembros de la pareja- hace un balance de su actitud y sus actuaciones a lo largo del tiempo de vida de la pareja y reconoce, con una mezcla de lástima por la situación insalvable y por haber intentando todo sin resultados, y porque ya no se puede hacer  nada que no vaya en su propia contra y le cause daños morales o personales.

Entonces es un buen momento para rendirse. Pero rendirse del todo, y tomar la única puerta que siempre ha permanecido abierta, que es la de salida.

Mientras quede un amor sano y se vea voluntad por la otra parte de seguir acompañando en el compromiso común, mientras una voz interior llena de verdad esté convencida de que hay que seguir, mientras que la realidad no presente muestras claras de que ya no hay solución y, por supuesto, mientras uno quiera, puede seguir intentándolo.

Pero no es bueno hacer oídos sordos, ni es bueno negarle a la realidad su evidencia, ni discutirle a la verdad sus credenciales, ni mirar para otro lado para auto-engañarse, ni seguir empeñado en mirar con las falsas gafas de cristales rosas, ni tampoco aferrarse al cumplimiento de una promesa que se hizo tiempo atrás, cuando uno creía que todo iba a ser distinto de como está siendo.

Rendirse y dar por concluido el vínculo no es indigno. Lo indigno puede ser seguir empeñado en sacar a flote algo que está hundido y que es mejor que siga hundido.

Rendirse no es un fracaso. Es una decisión. La peor decisión es la indecisión. Guarda esta frase por si algún día la necesitas: “Hice lo que había que hacer”. Y no es un fracaso: es una experiencia que no dio el resultado que se le suponía y nada más. Sólo eso.

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO

- Rendirse ha de ser la última de las opciones, pero no es descartable.
- Sólo hay que rendirse cuando ya es la mejor o la única opción.
- La justificación para la rendición es que el otro no muestre ningún interés por su parte y no colabore en la resolución de problemas.
- Llegados a cierto punto de imposibilidad, rendirse es la victoria.

Francisco de Sales
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