CAPÍTULO 67 - DAR VUELTAS A LO MISMO

Cada persona tiene su propio modo de pensar para interpretar el mundo que le rodea y tratar de manejarse en él, del mejor modo posible. Generalmente, todos buscamos sentirnos bien con nosotros mismos y los demás y lograr las metas y objetivos que nos proponemos en nuestras vidas.

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Francisco de Sales
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CAPÍTULO 67 - DAR VUELTAS A LO MISMO

Mensaje por Francisco de Sales »

CAPÍTULO 67 -  DAR VUELTAS A LO MISMO
- LO QUE NO ES APROPIADO -


Este es el capítulo 67 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.


Cuando una persona está atravesando una situación que le ha sido dolorosa, es habitual –lo que no quiere decir que sea lo correcto- darle vueltas y más vueltas a lo sucedido para tratar de entenderlo.

En general, en la mayoría de los casos, lo que se hace es estancarse en un punto e insistir machaconamente dando vueltas a lo mismo y sin avanzar.  Muchas veces parece que son más las ganas masoquistas de regodearse en el dolor y sentirse víctima que las de salir de ello, porque los pensamientos se repiten, los mismos, de un modo obsesivo, y no se levanta la vista, o no se activa la comprensión para ver qué hay más allá; no se intentan nuevos caminos, no se pone uno en otro lugar para ver con una perspectiva distinta, no se aplica la ecuanimidad. No.

Uno se convierte en un burro con orejeras –que impiden ver otra cosa- que da vueltas a la noria y a cada vuelta que da regresa al mismo punto, cuando esos mismos pasos le hubieran podido servir para acercarse al otro –o a la solución- o para hacer un viaje más satisfactorio. Mucho tiempo después de “estar pensando” –que no es cierto que esté pensando- uno se puede dar cuenta de que no se ha movido del sitio. Está en el mismo sitio del principio pero más frustrado porque ni ha resuelto ni ha comprendido.

La recomendación, cuando llega el momento de revisar un asunto que se trata de resolver, es quedarse lo más distante y lo más desapegado posible de la cuestión, como si uno no estuviera involucrado y no tuviera nada que ver con ello. Lo bueno sería escucharse a sí mismo lo que le está pasando pero estando fuera de sí mismo, como si un amigo lo estuviera contando. Es muy frecuente que cuando alguien escucha los conflictos de otro es capaz de encontrar la solución con más facilidad que el sufriente, y eso se debe a que “el problema” es del otro, y por eso uno se puede quedar más desafectado y verlo con imparcialidad, sin la tensión o la presión que se impone cuando uno es el afectado.

La dificultad de encontrar la solución adecuada cuando se trata de un asunto personal se debe a que esa solución puede afectar a la economía, a las emociones o los sentimientos, al trabajo, a la vida, a los seres queridos, al futuro… y eso crea una gran tensión porque uno está muy involucrado y tanto puede ser el beneficiario –si lo hace del modo adecuado- como el sufriente –si no lo hace del modo adecuado-. En este estado, con esta tensión y responsabilidad, desaparece la serenidad que pone las cosas en su sitio y permite verlas como son.

Mi sugerencia es parar, hacer un alto y salirse del conflicto. Dejarlo aparcado un momento. No hay que preocuparse: no va a desaparecer y esperará hasta que uno vuelva a él. Pero no hay que aplazar mucho la vuelta.

Preservarse. Protegerse. Ponerse a salvo. Cuidar la salud mental. Aposentar las emociones y calmar los sentimientos. Así es como se pueden encarar los asuntos que haya que ver. La conciencia calmada. La única responsabilidad es salvaguardarse de cualquier hecho que pueda desequilibrar y afectar gravemente. Uno está muy por encima de los hechos externos que le afecten. Uno tiene que protegerse como indica el instinto de conservación. Uno tiene que defenderse de las fuerzas contrarias. De todo lo que atente contra la paz interna.

Sí, ya lo sé: esto queda muy bonito, muy filosófico y muy teórico, pero es difícil de llevar a la práctica. Y estoy de acuerdo con todo, incluso en que es difícil. Pero difícil no es lo mismo que imposible.

Regreso a esto que es algo que cuesta mucho meterse en la cabeza: preservarse. Dejar que los conflictos externos afecten a la paz es un atentado contra Uno Mismo. No sirve para nada. Se crea mayor tensión y se obnubila la capacidad de ser ecuánime y sensato. Preservarse. Protegerse.

Cualquier conflicto que surja en la pareja se ha de dialogar entre ambos y desde la serenidad, no empeñándose en defender la postura personal sino buscando la que sea mejor para la relación. Hay que asumir que mientras ambos estén interesados en mantener viva la relación, ésta está por encima de las individualidades.

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

- En las conversaciones para resolver asuntos de pareja hay que recordar que el objetivo es encontrar soluciones y no empeñarse en mantener una postura personal sin atender otras posibilidades.
- No hay que conformarse con una respuesta cualquiera. Hay que buscar la adecuada atreviéndose con otras posibilidades y otros caminos.
- Pensar es un acto creativo en el que aportar todas las ocurrencias posibles para después hacer una criba y seleccionar la más adecuada.
- Si después de dedicar mucho tiempo a la búsqueda no se encuentra lo que se busca, estará bien recurrir a opiniones externas.


Francisco de Sales
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