Inés y la caja mágica

[font=Verdana,sans-serif]De repente Inés empezó a despertarse por la noche llorando sin parar, de repente tenía miedo a dormir sola, sin motivo aparente empezó a despertarse llorando, temiendo ser cogida por terribles monstruos que poblaban su tremenda y gran imaginación.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Sus padres al principio intentaron ser comprensivos:[/font]

[font=Verdana,sans-serif]-Inés, vida los monstruos no existen.[/font][font=Verdana,sans-serif][/font]

[font=Verdana,sans-serif]-¡Si, mama, si que yo los veo![/font][font=Verdana,sans-serif][/font]

[font=Verdana,sans-serif]Inés hacía tiempo que dormía en su propia habitación, siempre había sido muy “mayor” y ahora con 7 años tenia de repente miedo, no había manera de entenderlo.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Los papas probaron de todo: luz piloto, no dejarla dormir siesta y que se acostara cansada, darle pastillas… Y nada.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Cada noche la misma:[/font]

[font=Verdana,sans-serif]- ¡Mama, mama…![/font][font=Verdana,sans-serif]Los gritos les despertaban sobresaltados e Inés terminaba irremediablemente en la cama de mami y papi, noche tras noche.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Ya con los nervios a flor de piel, acudieron a mi tienda y como quien ya no sabe a dónde acudir me contaron su historia.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Hable con Inés y me contó que “sus monstruos” eran grandes y feos y estaban muy enfadados. Así que llegamos a un acuerdo.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Ella haría una caja muy bonita, pintada y decorada por ella misma y cuando la tuviera me la traería para que le explicar que tenía que hacer con ella.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Inés demostró que tenía prisa en solucionar su problema, pues al día siguiente acudió con su cajita, llena de estrellas, que ella misma había pintado.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]- ¡Ya está! ¿Ahora qué?[/font][font=Verdana,sans-serif]-Preguntó ansiosa.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]-Ahora vamos a convertir esta caja en una caja mágica-[/font][font=Verdana,sans-serif]Le contesté[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Inés quedo maravillada y sus padres expectantes y escépticos me miraron, esperando algún sortilegio mágico ¡supongo, yo![/font]

[font=Verdana,sans-serif]Inés me ayudo a elegir unas piedras mágicas y demostró un excelente gusto en ello.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]· Amatista: piedra purificadora y espiritual, ayuda a trasmutar los pensamientos negativos en positivos.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]· Ónix: piedra que recoge las malas energías y malos pensamientos y los pierde dentro de ella.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Las colocamos cuidadosamente en su “cajita mágica” donde le trace un símbolo Reiki y le explique cómo tenía que utilizarla.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]- Esta noche antes de dormir, haces tus oraciones y pones tu “cajita mágica” entre tus dos manitas y le dices: a partir de ahora dejo dentro de ti todos los problemas que haya tenido hoy en el cole, con mis amig@ y demás personas. A partir de ahora dejo dentro de ti todos los monstruos que vengan a visitarme por la noche y mañana cuando abra esta caja, mis piedras mágicas habrán cambiado los problemas, por soluciones; los monstruos por sueños hermosos; los enfados por deseos de paz…Puedes además añadir lo que tú pienses o sientas.[/font][font=Verdana,sans-serif][/font]

[font=Verdana,sans-serif]Inés enfrascada en apuntarlo todo no se percato de la mirada de incredulidad e ironía de sus padres (por suerte). Me aseguro que lo haría todos los días y me contaría que tal.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Pasó el tiempo, ya apenas recordaba la historia y después de 6 meses entro una pequeña corriendo en la tienda.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]-¡Hola, hola![/font][font=Verdana,sans-serif]-Grito excitada- ¿te acuerdas de mí?[/font]

[font=Verdana,sans-serif]-Esto…sí, creo que sí, eres…[/font][font=Verdana,sans-serif][/font]

[font=Verdana,sans-serif]-¡Inés, soy Inés![/font][font=Verdana,sans-serif]-Grito alborozada.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]Su madre entro detrás de ella[/font]

[font=Verdana,sans-serif]-¡Hola! Vengo adrede a darte las gracias, funciono genial, es más no se acuesta si no deja “sus problemas y enfados en la caja mágica”.[/font][font=Verdana,sans-serif][/font]

[font=Verdana,sans-serif]-¡Mama, mama, déjame comprar piedras para mi caja mágica![/font][font=Verdana,sans-serif][/font]

[font=Verdana,sans-serif]Esta vez Inés eligió:[/font]

[font=Verdana,sans-serif]· Cuarzo rosa: piedra de amistad, compasión y generosidad.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]· Turquesa: piedra de la alegría.[/font]

[font=Verdana,sans-serif]-¿Sabes? Ahora sueño con hadas que cantan y juegan conmigo y además me cuentan historias mágicas.[/font][font=Verdana,sans-serif][/font]

[font=Verdana,sans-serif]Me dijo muy, muy despacito, para que su mama no la oyera, pues sabía que ella no la creería y yo sí.[/font]

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[font=Verdana,sans-serif]Rosa Francés Cardona[/font][font=Verdana,sans-serif][/font]

[font=Verdana,sans-serif]Acupuntora, MTC, hipnosis, Dietética y Nutrición
Regente de la Herboristería Herbasana de Canals Valencia[/font][font=Verdana,sans-serif][/font]

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[font=Helvetica Neue Light, HelveticaNeue-Light, Helvetica Neue, Helvetica, Arial, sans-serif][center][/center][/font]

Hola Izha, que linda experiencia la que nos has compartido, y me encantó como lo relatas, como un cuento, que va perfecto con la situación, lo mejor es que hablas sobre la incredulidad de sus padres, y yo creo que cualquier persona habría mirado de la misma forma el hecho, mientras que Ines, en su inocencia, creía en la magia y por eso, le ha servido de maravilla, la magia es algo en lo que se debe tener fé.
¡Saludos!

Gracias, Mire