CAROL DE BOWÉ, MADRE
"Parir en la selva me ha hecho sabia"
Tengo 40 años. Nací en Tarapoto (Perú), viví diez años en la selva
amazónica y acabo de llegar a Tossa de Mar. Doy vida: soy madre. Con
Gilbert, mi esposo, he alumbrado a Sri Nassú (18), Moisés (11), Carol
Natividad (9), Arón (7) y Rose (3). Soy sabia en parto natural y soy
sanadora. ¡No al aborto, no, no! No soy católica. ¡Dios es un bebé!
VÍCTOR-M. AMELA - 07/06/2006
- Si miras a un bebé, ves a Dios. Es vida que sólo quiere vivir, pura
conciencia de vida: ¡Dios!
*- Usted jamás abortaría, claro. *
- ¡Jamás! Eso es violencia, muerte, guerra. Qué abominación...
*- ¿Ni siquiera si el bebé llega con malformaciones? *
- ¡Eso es ver a los hijos como monstruos, como enemigos! ¡Cuánta falta
de amor...!
*- ¿Y si es hijo de una violación? *
- ¿Por qué sumar sangre y muerte a la violencia? Que nazca esa vida,
entréguenlo a alguien, ¡tráiganmelo aquí...!
*- No dará abasto... *
- No hay amor... Nacen hijos sin amor... Y luego esos hijos enviarán a
sus padres a una residencia, claro. Los odian.
*- ¿Los hijos odian a sus padres? *
- ¿Cómo podrán los hijos amar a sus padres si han nacido sin el amor?
Imposible.
*- ¿Por qué dice que nacen sin amor? *
- ¡Nacen en asépticos hospitales, donde se les arranca de la madre, se
les golpea, se les aparta..., se les arrebata la felicidad!
*- ¿El hecho de nacer en un hospital nos roba la felicidad? *
- ¡No es fácil ser feliz si al llegar te reciben a golpes...! Al nacer
así se quiebra la armonía con la naturaleza, con la divina energía
amorosa que otorga toda salud y toda felicidad.
*- ¡Parir en hospitales salva miles de vidas! *
- Yo sólo digo lo que sé.
*- ¿De dónde saca esas ideas, Carol? *
- He alumbrado a cuatro de mis cinco hijos de parto vertical, en
cuclillas, de parto natural en plena selva amazónica, asistida sólo por
mi esposo, sin médicos... Por eso hablo.
*- ¿No había allí hospitales? *
- Yo era una estudiante peruana cuando conocí a Gilbert, un
fotoperiodista luxemburgués que iba al Amazonas a hacer un reportaje...
Nos casamos y nos instalamos en Suiza, y a mis 21 años parí allí a mi
primer hijo: en un hospital... ¡desgraciadamente!
*- ¿Desgraciadamente? ¿Qué pasó? *
- Que fue tremendamente cruel: sólo nacer, le pedí a la comadrona que me
dejase acariciar a mi bebé... ¡y me miró como si estuviese loca! Algo se
rompió en mí...
*- Hoy las comadronas no harían eso... *
- ¡Las mujeres ya han interiorizado que parir es una enfermedad, un
castigo! Y no desean ya ser madres. Aquel frío parto de hospital a mí
también me arrebató la maternidad: ¡decidí no tener más hijos! Éramos,
pues, una familia moderna normalita...
*- ¿Hasta cuándo? *
- Practicábamos meditación, ¡y un día entendí que no quería aquella vida
artificiosa para mi hijo! Y regresamos a la selva.
*- ¿En qué condiciones? *
- En contacto íntimo con la naturaleza. En chozas. Comíamos lo que caía
de los árboles. Yo meditaba humildemente. Soñé con un bebé, vi su
cara... Germinó mi amor hacia ese bebé... Y quedé embarazada. Me aparté,
sin más relaciones sexuales hasta el parto...
*- ¿Quién le dictó esas conductas? *
- Me dejé guiar por el instinto, con confianza plena en la vida, en la
naturaleza... ¡Dar a luz a una vida es el mayor acto de creación!
*- ¿Y cómo fue el parto? *
- Bajo los árboles y el cielo, sobre la tierra, al aire libre, con agua
y fuego cerca... Junto a mi esposo, con tierra y hojas por el cuerpo,
sin fármacos, obstetras ni ginecólogos...
*- ¿En cuclillas? *
- Sí, pujando con cada contracción hasta que el bebé asoma su cabecita.
Luego me estiro y las entrañas empujan solas al bebé, que sale
fácilmente y es recibido por su padre.
*- ¿No padeció dolores? *
- ¡Si recibes en silencio el dolor, lo conviertes en dicha! El bebé
nació sereno, se metió dos dedos en la boca y no lloró. En seguida
lactó. Vivimos el milagro y, quietos, contemplamos esa belleza y
sabiduría divinas... El bebé nacía envuelto de mi amor, del de su padre
y del de su hermano mayor, que al cabo de una hora cortó el cordón
umbilical con un cuchillito de mantequilla, poco a poco...
*- ¿Y la placenta? *
- Salió a los tres días, a su ritmo. Y la enterramos, ¡para que la
Tierra sepa que tiene a una nueva criatura a la que proveer siempre!
*- ¿Cómo se sintió usted tras ese parto? *
- ¡Yo también renací! ¡Alumbré y me iluminé! Allí murió la Carol que era
antes, la mental, y nació la Carol que soy ahora, la sabia.
*- ¿Sabia? *
- Esa conexión tan intensa con la vida me abrió los ojos de la
conciencia, desperté al conocimiento divino. Desde aquel día gozo de
sabiduría sanadora.
*- ¿Quiere decir que cura a la gente? *
- Todos tenemos el don innato de sanar y sanarnos, pero está adormecido,
pues vivimos en lo mental. El parto en armonía con la energía universal
me despertó ese don.
*- ¡Pues después de ese parto todavía viviría usted otros tres partos
naturales...! *
- Sí, y cada uno más sencillo, placentero y feliz. Sentí que debíamos
filmar el siguiente, el de mi hijita Carol Natividad, como testimonio
del milagro del nacimiento vivo. ¡Me siento ahí la mujer más poderosa
del mundo!: enseño a parir a la humanidad.
*- ¿Cómo cría a sus hijos? *
- Con lactancia hasta que caminan. Sin azúcar, sin cosméticos, sin
fármacos, con todo el amor. Los educamos en casa, a cada uno según sus
inclinaciones. "¡Ama y deja vivir!", aprenden. Porque... ¿de qué te
sirve Harvard si luego eres capaz de asesinar?
*- ¿Y qué dicen sus chavales de todo esto? *
- Son criaturas traspasadas de salud y armonía, empapadas de amor,
iluminadas: desde su nacimiento viven conectadas a la energía divina.
Confían en la vida, nada les faltará. Ellos también serán sanadores.
Parto natural
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