Creo que el mundo sería mejor con cada cosa en su lugar: los conocimientos científicos en la escuela y los menesteres religiosos en la Iglesia. De hecho, aunque soy ateo, soy en cierta forma un ateo moderado. Cuando era adolescente, asistí a un "Instituto de formación para Laicos al Servicio de la Pastoral Parroquial o Escuela de Pastoral" en donde impartían una suerte de catecismo para adultos. Llegué a ser incluso subdirector de la escuela de mi parroquia.Susie9 escribió:¿Crees que el mundo seria mejor sin Dios? ¿Entonces por qué razón lo hemos inventado nosotros mismos y lo hemos incorporado a nuestras vidas?
Creo que el mundo sería mejor con Dios. ¡Lo extraño tanto! Muy bien: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”; ¿y cuál es el trato? Porque si hay amor hay una relación; ¿o no? ¿Y cuál es la actitud de Dios? Un silencio desesperante. Por eso, en un mundo tan neoliberal siempre me asalta esta pregunta: ¿Está Dios de más? Yo lo echo de menos. ¡Qué quieren que haga! Mi vicio es no creer en Dios, y sin embargo extrañarlo como a un amante muerto.
Es así que la santidad, en caso de existir es un asunto humano, y nada más, pero también, nada menos. Y en vista de que los seres humanos tenemos defectos y limitaciones, por lo tanto la santidad que yo anuncio es una santidad con defectos y limitaciones.Susie9 escribió:Si no existe sino que es un invento del hombre, entonces ¿por qué un invento tan dañino si aparte de eso el hombre, en términos generales, ha avanzado considerablemente en humanidad desde el principio de los tiempos?
No te preocupes. Uno de los conceptos que comparto con los creyentes, es el de la gracia.Susie9 escribió:Hay una idea que me perturba y es que la gracia no les sea concedida a todos los hombres y sólo a unos elegidos. Y cuando me encuentro con unos ateos convencidos, empiezo a pensar que pueda ser verdad y me entristezco.
Pues ya ves: yo soy un soberbioso fatuoso increduloso vehementoso ateoso mofoso asqueroso.Susie9 escribió:El ateísmo me parece un ejercicio de soberbia. El fatuo hombre se niega a creer lo que no puede entender, en lugar de aceptar que no está capacitado para entenderlo. Y basta contemplar la creación para comprender que no nos está permitido penetrarla.
Quizá aquí sea el espacio para que plantee esto: La profesora inmoral, con su proceder, no hizo ni uno solo de los argumentos que enseñaba, falaces con su comportamiento, pero a los niños sí que los sometía a un bombardeo de espeluznante disonancia cognitiva.
Si yo estoy totalmente ebrio, maté una pulguita y acabo de comerme una hambuguesa grasosa con queso, lechuga y pan blanco, aun así, si digo que dos más dos son cuatro, mi comportamiento no hará falaz mi argumento.